viernes, 23 de octubre de 2009
La Cultura Ciudadana como estrategia integral para fortalecer la convivencia urbana
Cultura ciudadana: un enfoque novedoso que ha arraigado en la ciudadanía
Cultura ciudadana es el conjunto de costumbres, acciones y reglas mínimas compartidas que generan sentido de partencia, facilitan la convivencia urbana y conducen al respeto del patrimonio común y al reconocimiento de los derechos y deberes ciudadanos. Su propósito es desencadenar y coordinar acciones públicas y privadas que inciden directamente sobre la manera como los ciudadanos perciben, reconocen y usan los entornos sociales y urbanos y cómo se relacionan entre ellos en cada entorno. Pertenecer a una ciudad es reconocer contextos y en cada contexto respetar las reglas correspondientes. Apropiarse de la ciudad es aprender a usarla valorando y respetando su ordenamiento y su carácter de patrimonio común.
Este concepto tenía como punto de referencia una hipótesis formulada por Antanas Mockus en una investigación sobre “indicadores de convivencia”, según la cual los comportamientos violentos en Colombia se explican en parte por el divorcio entre los tres sistemas reguladores del comportamiento humano: la ley, la moral y la cultura. De ahí que el programa de cultura ciudadana desarrollado a partir de 1995 consistiera en un conjunto de acciones cuyos propósitos centrales eran dos: 1. Propiciar el cumplimiento de las normas y el cambio de comportamientos que riñen con la convivencia. 2. Aumentar la capacidad de concertación y solución pacífica de conflictos y la comunicación entre los ciudadanos. Para ello se acudió a varias estrategias, entre las cuales sobresalen la pedagogía ciudadana, la adecuación de los contextos físicos y sociales de la ciudad donde ocurren las interacciones cotidianas de sus habitantes, y el fortalecimiento de la policía metropolitana.
Para decirlo de un modo coloquial, los datos obtenidos en la aplicación de los instrumentos de medición permitieron trazar una radiografía relativamente clara de cómo están en materia de cultura ciudadana, las personas mayores de 18 años que viven en Bogotá.
Normas de convivencia:
La mayoría de los ciudadanos conoce en promedio 9 normas de convivencia, de 40 seleccionadas para la encuesta. Las más recordadas son las de tránsito vehicular y peatonal, en particular el uso de cebras y puentes peatonales así como el respeto a los semáforos vehicular y peatonal. En cambio, otras normas básicas, como usar del cinturón de seguridad en los vehículos, no conducir embriago, respetar las zonas públicas en las urbanizaciones, tramitar licencias para construcción y cambios de uso del suelo, tienen escasa recordación entre los ciudadanos.
Según observaciones y conteos en varios puntos de la ciudad, la gran mayoría de los conductores respeta el semáforo en rojo, al menos durante el día. Por otra parte, aunque la mayoría de los peatones usa los puentes para cruzar la calle, esta norma aún no se ha convertido en un hábito general y aún menos de la población escolar y universitaria.
Pese a lo que suele creerse, entre la ciudadanía predominan las actitudes de respeto a la ley así como el rechazo al porte de armas por parte de la población civil. Tan sólo una pequeña proporción de ciudadanos, sobre todo personas jóvenes y de estratos uno y dos, justifican algunas transgresiones, bajo determinadas circunstancias, por ejemplo: cuando es la única manera de ayudar a la familia o cuando se hace para luchar contra un régimen político injusto.
Respecto del origen y la naturaleza de las normas, una alta proporción de ciudadanos considera que son impuestas por quien tiene el poder para hacerlo, pero al mismo tiempo las perciben como resultado de la experiencia y voluntad mayoritarias. A su vez, hay un relativo consenso en que las normas serían más aceptadas, si la ciudadanía pudiera participar en su elaboración.
Paradójicamente, aunque la mayoría se consideran buenos ciudadanos, predomina una percepción negativa o escéptica acerca del comportamiento y las actitudes de los demás, percepción que sin duda afecta la confianza entre los ciudadanos
A pesar de la reducción del número de muertas violentas y de algunos delitos, durante la última década, Bogotá sigue siendo percibida como una ciudad insegura. Entre las razones mencionadas como causa de la inseguridad, sobresale por amplio margen la delincuencia común, seguida por el desempleo. Al parecer, esta percepción negativa obedece en gran parte a la propia experiencia de los ciudadanos, ya sea por haber sido víctimas de algún hecho violento o por haberlo presenciado.
Entre los comportamientos más importantes para la convivencia, la ciudadanía enfatiza sobre todo el respeto y la solidaridad con los vecinos. Sin embargo, al indagar el grado de aceptación frente a diversos tipos de vecinos, se observan actitudes fuertes de intolerancia, especialmente frente a drogadictos, paramilitares, guerrilleros, alcohólicos, narcotraficantes, prostitutas, indigentes, homosexuales y personas con antecedentes penales. En cambio, es muy baja la proporción de ciudadanos que no quisiera tener como vecinos a personas de nacionalidad, región, raza o religión distinta a la propia.
Como quiera que para fortalecer la seguridad ciudadana, las relaciones de convivencia, la cultura democrática y las diversas expresiones del arte, la recreación y el deporte, se requieren procesos de mediano y largo plazo, se definieron las siguiente políticas públicas orientadas a consolidar la cultura ciudadana de los habitantes de Bogotá:
1. Reconocer e incentivar el cumplimiento de normas y acuerdos por parte de los ciudadanos, y buscar aprendizajes cuando sea necesario sancionar.
2. Propiciar la autorregulación individual y social de las personas y los grupos, así como el uso de formas no violentas para dirimir los desacuerdos y solucionar los conflictos.
3. Integrar socialmente y culturalmente a comunidades de reciente inmigración a la ciudad y en situación vulnerable.
4. Ampliar y cualificar los canales de discusión pública y participación democrática.
5. Potenciar las contribuciones del arte, la recreación, el deporte y el medio ambiente a la convivencia, la solidaridad y la comunicación entre personas desconocidas.
Rocío Londoño
Profesora Asociada de la Universidad Nacional de Colombia
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